YOGA VAASISHTHA – 1 -
La obra
titulada Yoga-Våsishtha, conocida también como Maha-ramayana,
comprende treinta y dos mil versos atribuidos al sabio Valmiki, el
primer poeta que se expresó en la lengua sánscrita tal como aún hoy la
conocemos. En verdad, Valmiki podrá siempre reclamar para sí el hecho de
ser el más grande de los poetas sánscritos, y el Yoga-Våsishtha está
penetrado de una poesía de la más alta inspiración.
Swami Vidyaranya, ilustre estrella en el
firmamento de la filosofía oriental, cita más de un centenar de versos del Yoga-Våsishtha
en su célebre obra Jivan-Mukti-Viveka, redactada mucho antes de que
naciera Shakespeare.
El Yoga-Våsishtha ha sido el libro preferido de yoguis y
ermitaños en sus retiros del Himalaya, así como el de reyes y hombres de
estado de la India.
Comparten la opinión de que quien lo estudia con atención y
vive sus enseñanzas se alza por encima de las limitaciones de la materia y,
experimentando una inmutable beatitud en su propio ser, hace partícipe a su
prójimo de su propia exaltación espiritual por medio de la bondad y de la
verdadera filantropía.
Las enseñanzas yóguicas tradicionales, tal como son entendidas y practicadas
por las más altas autoridades de la ciencia espiritual de Oriente, se
encuentran resumidas en los extractos que hemos seleccionado para confeccionar
este volumen.
Cuando el santo
y sabio Våsishtha, con hábito amarillo y levemente inclinado, hizo su
entrada, a las seis de la mañana, en la asamblea real, el soberano y sus
ministros se levantaron y, todos en pie, exclamaron: ¡Om Namo Narayanaya1,
Mahatma!2
El santo Rishi3
les bendijo y, ocupando el asiento más elevado, empezó a hablar dirigiéndose al
príncipe Rama:
«Cualquiera que
sea la compañía con la que pueda encontrarse cuando cumple con los deberes de
la vida, el hombre sabio controla los movimientos de su mente. No debe ser
absorbido por las preocupaciones del mundo ni ocuparse de pensamientos
relativos a las cosas de esta vida. A la mente no se la debe dejar errar por el
extenso ámbito de los placeres exteriores ni apegarse a los objetos y a las
acciones de los sentidos. Deja que descanse únicamente en la buddhi4 sin
que guste delicia alguna si no es la delicia propia. El hombre sabio permanece
concentrado por completo en sí mismo y su tranquilidad de espíritu es
comparable a la firmeza de una cima del Himalaya, inmutable en todo
tiempo y en toda estación. Un estado de mente así alcanza la madurez con el
tiempo y se adquiere con una constante práctica del Yoga5 y con el
servicio al Maestro. Entonces el yogui se libera tanto del sufrimiento
como del miedo y supera las ilusiones y aflicciones del mundo; no teme perder
ese estado. Quien ha llegado a ese objetivo, aparta con risa y desprecio la
turbulenta esfera de la tierra, como alguien que, desde una cúspide, observa
sonriente los objetos situados debajo de él.
Oh Rama,
los maestros del Yoga
Adhyatma6 afirman que uno de los medios más fáciles para alcanzar ese
estado es la suprema devoción a Dios, así como el Yoga. Tú, oh Rama,
has conocido la verdad —al saber que Dios gobierna el mundo— y has entendido la Naturaleza divina en la
totalidad de su triple estado7. Como no ves en el océano sino una única y vasta
sustancia, el agua, tampoco en el imperio del universo distingues otra cosa que
el Señor universal. Así como la percepción de una flor se acompaña de la
percepción de su perfume, asimismo el conocimiento de Atman8 es
inseparable del conocimiento de la mente. Como en un espejo no se ve más que
una parte de los cielos que lo cubren todo, así el omnipresente Atman no
puede percibirse más que en parte en el espejo de la mente.
El Espíritu
supremo, no limitado por el tiempo ni el espacio, se da a Sí mismo, por su
propia voluntad y en virtud de Su omnipotencia, las formas limitadas del tiempo
y el espacio. Sabe, que el mundo no tiene nada de sustancial, aunque pudiera
parecerlo: no es más que vacío, sólo una apariencia creada por las imágenes y
fantasías de la mente. Sabe que el mundo es un teatro de sortilegios procedente
de la magia de maya9.
Todo este mundo
es Brahman10. ¿Qué hay fuera de Él? ¿De dónde podría venir eso? ¿Dónde
hallaría lugar? El mundo es creación del error e ídolo de los insensatos.
Aparta de él todo deseo falaz y todo pensamiento, oh Rama, oh hijo bien
amado, y recuerda a tu siempre luminoso Atman.»
Rama
reflexionó sobre las palabras de su santo instructor.
«¿Qué significa
esta peregrinación que hacemos por el mundo», pensó, «y por qué todos estos
seres humanos y animales se ven forzados a hacer su entrada y salida en el
escenario de este teatro evanescente que es la vida? ¿Cuál es la naturaleza de
nuestra mente y cómo debe gobernarse? ¿Qué es esta maya del universo? ¿Cuál es
su origen y cómo podemos eludirla? ¿Cómo encadena a la mente11 y qué ventaja o
desventaja hay en desembarazarse de esta ilusión? ¿Qué dice el Muni12 de
los métodos destinados a dominar los apetitos del espíritu y de los resultados
que con ellos se obtienen? ¿Qué dice de la tranquilidad del espíritu?
Nuestros
corazones y nuestras mentes son quienes tienden a desplegar el mundo fenoménico
ante nosotros y, de esta existencia irreal, hacemos una realidad. Todas esas
cosas están entrelazadas entre ellas en nuestras mentes y se difuminan cuando
nuestros apetitos mentales disminuyen. La débil luz de la razón se ve eclipsada
por las sombrías nubes de las pasiones y codicias. ¿Cómo puedo, pues,
distinguir lo justo de lo falso?
Por una parte,
la mente nos conduce al conocimiento espiritual y, por otra, nos desvía hacia
la mundanalidad. ¿Cuándo se calmarán por completo mis ansiedades? ¿Cuándo
finalizarán mis inquietudes? ¿Cuándo poseerá mi mente su santidad? ¿Cuándo
detendrá su vuelo mi capricho para concentrarse en la Verdad interior? ¿Cuándo mi
mente se absorberá en el Espíritu supremo como se apacigua una ola agitada en
el seno de un mar en calma? ¿Cuándo la luz de la razón disipará esta sombría
nube de ignorancia que envuelve a mi Esencia divina con el velo de esta forma
lamentable?
Tengo que
reflexionar sobre las enseñanzas del bienaventurado Sabio y después sobre la
conducta que debe seguir quien aspira a la liberación13. Quiero practicar la
virtud, quiero participar en Sat-Sangs14 con una intención pura y servir
a mi Instructor. Debo tener oídos sordos para todo lo que no es divino; debo
vivir en la plegaria y en la práctica de la meditación.»
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1
Om Namo Narayanaya: Om. Salutaciones a Dios, Señor de todas las cosas.
2
Mahatma: «Aquel que está dotado de una gran alma.»
3
Rishi: Sabio que ha realizado a Dios; alma perfecta; aquel que ha alcanzado el
conocimiento de su propia divinidad y la identidad de la mente con Dios.
4
Buddhi: Facultad de discriminación o razón intuitiva. Se trata del aspecto
superior de la inteligencia por oposición a la mente inferior (manas).
5
Yoga: Aquí significa una vía (que tiene como meta el conocimiento o la
iluminación) que consiste en ser discípulo bajo la autoridad de un Maestro
tradicional. Los cuatro aspectos de esta vía yóguica son:
I.
Estudio de su doctrina espiritual con examen de conciencia y auto-control.
II.
Práctica de la meditación según el método tradicional recibido.
III.
Servicio al Maestro espiritual.
IV.
Vida conforme con los preceptos religiosos (dharma) guiada conscientemente
hacia la honesti- dad, la virtud, la bondad y la humildad, siempre teniendo
cuidado en no perjudicar a ninguna criatura viva.
6
Yoga Adhyatma: Literalmente, «el Yoga que se refiere al Sí mismo». Su base
metafísica es no dua- lista (a-dwaita) y su más grande representante y
comentador fue Shri Shankaracharya.
7
Triple estado: Se dice que la naturaleza (Prakriti) está compuesta en su
totalidad por tres cualidades fundamentales (gunas), que son sattva (luz,
armonía), rajas (pasión, actividad) y tamas (oscuridad, inercia).
8
Atman: El verdadero Sí mismo; el Espíritu inmortal e inmutable del hombre.
9
Maya: El poder creador y autocondicionante del Señor omnisciente y
omnipresente; el medio irreal por el que el Espíritu supremo (Brahman) Se
manifiesta. No posee ninguna existencia independiente de Dios, y por ello no
puede considerarse ni como absolutamente existente, ni como no-existente. Se
trata del Poder divino que permite a la realidad espiritual aparecer como mundo
fenoménico.
10
Brahman: Lo Absoluto, designado así porque no hay nada en el universo, pasado,
presente o futuro, que esté en relación con Él. La palabra significa
«Majestad». Brahman es lo Eterno, lo no- condicionado y la suprema Realidad,
sin segundo (advaita), sin atributos, sin acción e imposible de acercarse a Él
mediante palabra o pensamiento. El Avadhut Gita dice: «Brahman no es ni el
Conocedor ni lo Conocido; las Escrituras (Vedas) no pueden demostrarlo: las
palabras no pueden describir esta Consciencia absoluta; ante su Majestad, la
mente está perdida. ¿Cómo podría yo describirte a este Eterno?»
11
Atma (jiva): La consciencia individualizada o condicionada.
12
Muni: Vidente.
13
Liberación (moksha) de la esclavitud de la existencia mortal junto con todos
sus sufrimientos y limitaciones mediante la adquisición del conocimiento
espiritual. Es la destrucción de la ignorancia (avidya), que proporciona al
yogui la liberación del ciclo recurrente del nacimiento y de la muerte, así
como la realización del verdadero conocimiento de Sí mismo.
14
Sat-Sang: Asamblea tradicional de yoguis presidida por un Maestro tradicional
en la que se enseña y medita la verdad espiritual.
CORTESIA DE GUSTAVO ALVAREZ
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