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¨Donde quieras que vayas, no importa, donde vayas cumple siempre con tu deber…y sabe que yo siempre estaré allí, dentro de ti guiándote en cada paso del camino.
En los años por venir me experimentarán en muchas manifestaciones diferentes de mi forma.
Tú eres yo mismo, más que amado para mí.
Te protegeré como los parpados protegen a los ojos. Tú ya me tienes, así como yo te tengo a ti. Nunca te abandonaré y tú nunca podrás abandonarme.
De ahora en adelante, no desees ni anheles nada desempeña tu deber con un amor invariable, viendo a todos como a Dios.
Sé paciente a su debido tiempo, todo te será dado.
Sé Feliz, no hay necesidad de preocuparse por nada sea lo que fuere que se experimente, sea lo que fuera que suceda, sabe que este avatar así lo quiso.
No existe poder en el mundo que pueda demorar ni por un instante la misión para la cual este avatar ha venido.
Todos Ustedes son almas sagradas y tienen asignado el papel que habrán de desempeñar en el drama de La Nueva Edad de Oro que vendrá…¨.



"BHAGAVAN SRI SATHYA SAI BABA" .



sábado, 17 de septiembre de 2011

VALORES ASOCIADOS AL VALOR VERDAD (JULIO)

ORGANIZACIÓN SIRI SATHYA SAI BABA ARGENTINA
2011 -  AÑO DE LA VERDAD

“No busques la verdad fuera de ti. La verdad eres tú


JULIO –  VALOR ASOCIADO LA SINCERIDAD


Él está  para ser adorado como Sai Baba ...
Él puede
ser satisfecho sólo con genuina y consistente sinceridad.
Kasturi
Diccionario:
Sincer-tas –tis (del latín) = Sencillez, veracidad, modo de expresarse libre de fingimiento.
Concepto de sinceridad como valor humano.
La sinceridad, como valor/actuación, es una cualidad que pone en ejecución la verdad como el acto de decir, pensar, opinar, ser, de forma que otros no se confundan con lo que somos; más claramente, que las personas sepan que la verdad es un práctica en nosotros. Por ejemplo: si alguien nos pide una opinión cualquiera, debiera ser nuestro deber decir lo que pensamos, estemos o no de acuerdo. Algunos preguntan a otros: ¿Cómo soy?, y a veces no se retroalimenta con respuestas claras por temor a herir, cuando el buen tacto podría ayudar en el crecimiento de dichas personas.
El eje fundamental de la sinceridad es querer decir siempre la verdad, ser auténtico, ser fiel al propio pensamiento orientado hacia la verdad de todas las cosas; verdad honesta e íntegra.
La sinceridad no se va a los extremos de hacer sentir mal a nadie, sino que ofrece claridad en los procesos y asuntos de vida que implican decisiones, y que pueden afectar a otras personas; es allí donde la sinceridad da paso a la integridad para cuidar a los actores de una situación, cualquier que ella sea.
 En este caso no es que la sinceridad genere los otros valores, que son de una mayor profundidad, sino que se implican y producen mutuamente. Los unos conducen a los otros.
- Una persona inclinada a la veracidad (verdad) será sincera en lo que hace y como se comporta con otros.
- Una persona íntegra cuida su manera de ser, sentir y actuar, lo cual le hace sincera para con los demás.
- Una persona honesta evitará engañar a otros, siendo sincera con ellos cuanto pueda.
- Una persona auténtica y  transparente procurará ser lo más sencilla y genuina con su entorno y sus semejantes, de modo que la sinceridad será
TALLER VIVENCIAL    “La Sinceridad”
1. Armonización
Dirigir la armonización desde la respiración y la relajación corporal y mental, hasta el reconocimiento consciente de lo que sinceramente somos en lo  más profundo (SO HAM), y guiándola a la purificación con la LUZ,  de nuestras pequeñas insinceridades.
2. Ejercicio Motivador
Invitar a los participantes  a  hacer una autoindagación sobre  el modo como viven y son el valor sinceridad en la práctica:
  • Recuerda  una ocasión en que has sentido la desilusión de descubrir la verdad de un engaño o mentira. ¿Qué sentiste? ¿Qué pensaste del otro?
  • Recuerda una ocasión en que tú fuiste el  protagonista de un engaño o mentira. ¿Qué pasó? ¿Cómo te sentiste?
  • Reflexiona sobre las consecuencias de la mentira y el engaño en las relaciones entre los seres humanos. ¿Cómo afectan las relaciones humanas?
  • Revisa si tienes el hábito de usar las mal llamadas mentiras piadosas en circunstancias que consideras poco importantes. ¿Por qué y para qué lo haces? ¿A qué conducen?_Compartir libremente.
3. Cuento Sinceridad
Hubo una vez un emperador que convocó a todos los solteros del reino pues era tiempo de buscar pareja a su hija. Todos los jóvenes se presentaron ante el rey, el cual les dijo: “Os voy a dar una semilla diferente a cada uno de vosotros, al cabo de 6 meses deberán traerme en una maceta la planta que haya crecido, y la planta más bella ganará la mano de mi hija, y por ende el reino”. Así se hizo.
Todos los jóvenes del reino estaban ocupados en cultivar sus plantas, pero había un joven que plantó su semilla y no germinaba. Todos los demás jóvenes del reino no paraban de hablar y mostrar las hermosas plantas y flores que habían sembrado en sus macetas. El tiempo pasó y como no hay plazo que no se cumpla, llegó el día de presentarse al castillo; todos los jóvenes desfilaban hacia el castillo con hermosísimas y exóticas plantas.
El joven de nuestra historia estaba demasiado triste pues su semilla nunca germinó, no tenía humo de siquiera presentarse en palacio, pero su madre le insistió en que debía ir pues era un participante y debía estar allí, debía terminar lo que había empezado, aunque no hubiera sido un éxito.
Con la cabeza baja y muy avergonzado, el joven se presenta en palacio y se pone al final de todos los contendientes, tratando de esconder la vergüenza de su maceta vacía. Todos los jóvenes hablaban de sus plantas, y al ver a nuestro amigo soltaron en risa y burla. En ese momento el alboroto fue interrumpido por el ingreso del rey, todos hicieron su respectiva reverencia mientras el rey se paseaba entre todas las macetas admirando las plantas.
Finalizada la inspección hizo llamar a su hija, y llamó de entre todos al joven que llevó su maceta vacía; atónitos, todos deseaban una explicación de aquella extraña acción. Al notar el alboroto, el rey dijo: “Este es el nuevo heredero del trono y se casará con mi hija, pues a todos ustedes se les dio una semilla infértil, y todos trataron de engañarme plantando otras plantas, pero este joven tuvo el valor de presentarse y mostrar su maceta vacía, siendo sincero, real y valiente cualidades que un futuro rey debe tener y que mi hija merece”.
4. Trabajo grupal
Se forman cuatro grupos entre los participantes y a cada uno se le da una consigna diferente para trabajar el mensaje del cuento:
Grupo 1:  Aplicar el cuento a la vida familiar
Grupo 2:  Aplicarlo a la vida social
Grupo 3: Aplicarlo a la vida en la Organización
Grupo 4: Aplicarlo a la vida espiritual.
Los grupos lo trabajan y preparan una presentación con un breve skech cada uno, en el que se resalte la vivencia del valor sinceridad.
__Presentación al grupo general.
5.- Frases  sobre la sinceridad:
"La sinceridad no obliga a decirlo todo, sino a que  lo que se diga sea lo que se piense." Angel  Ganivet    
"La sinceridad es la raíz de todas las virtudes." Fenelon.
  • Ser sincero no es decir todo lo que se piensa, sino no decir nunca lo contrario de lo que se piensa. Napoleón
  • Sólo en un mundo de hombres sinceros es posible la unión y la armonía. Paul Renan

Se da una de las frases a cada grupo y se les pide que le pongan música
y la comenten al grupo. Pueden modificar el texto pero deben mantener el mensaje.

6.- Canto grupal

Cada grupo canta su frase y todos la repiten.

7.- Conclusiones

 Para finalizar el taller  se pide a cada uno que después de reflexionar un momento, comparta qué es lo que cree que debe modificar en su  vida para ser más sincero cada día.
MATERIALES PARA EL CÍRCULO DE ESTUDIO
Como los demás valores, la sinceridad, no es algo que debemos esperar de los demás, es un valor que debemos vivir para tener amigos, para ser dignos de confianza....
La sinceridad es un valor que caracteriza a las personas por su actitud congruente, que mantienen en todo momento, basada en la veracidad de sus palabras y acciones.
Para ser sinceros necesitamos decir siempre la verdad...  Una pequeña mentira, llevará a otra más grande y así sucesivamente, hasta  quedar  atrapados en la red de nuestro propio engaño.
Con aire de ser francos y   sinceros, cuando nos dejamos llevar del enojo o la envidia, con facilidad señalamos los errores que comenten los demás. Esto no es sinceridad, esto es enojo o envidia.
No sólo debemos decir la verdad para ser sinceros, sino también actuar conforme a la verdad. Ello resulta un requisito indispensable para la sinceridad.
Para ser sinceros, debemos ser responsables en lo que decimos, evitando dar rienda suelta a la imaginación o haciendo suposiciones. Podemos faltar a la sinceridad por descuido, utilizando las típicas frases "creo que quiso decir esto...", "me pareció que con su actitud lo que realmente pensaba era que ..." ; tal vez y con buena intención, opinamos sobre una persona o un acontecimiento sin conocer los hechos.
Para ser sincero también se requiere "tacto", esto no significa encubrir la verdad o ser vagos al decir las cosas. Cuando debemos decirle a una persona algo que particularmente puede incomodarla, debemos ser conscientes que el propósito de nuestro comentario es "ayudar", no hacerlo por disgusto o porque "nos cae mal"; además debemos buscar el momento y lugar adecuados para decírselo, esto último garantiza que la persona nos escuchará y descubrirá nuestra buena intención de ayudarle a mejorar.
La Sinceridad requiere valor, nunca se justificará el dejar de decir las cosas para no perder una amistad o el buen concepto que se tiene de nuestra persona. Si por ejemplo, es evidente que un amigo trata mal a su esposa o a sus empleados, tenemos la obligación de decírselo, señalando las faltas en las que incurre y el daño que provoca, no solamente a las personas, sino a la buena convivencia que debe haber.
Actuar de forma sincera implica decir la verdad siempre, en todo momento, aunque le cueste, sin temor al qué dirán. .
Si somos sinceros aseguramos nuestras amistades, demostramos ser honestos con los demás y con nosotros mismos, convirtiéndonos en personas dignas de confianza por la veracidad que hay en nuestra conducta y nuestras palabras. A medida que pasa el tiempo, esta norma se debe convertir en una forma de vida, una manera de ser confiables en todo lugar
Sinceridad y veracidad
Ser veraces es ser sinceros al hablar
La sinceridad es la expresión externa de lo que interiormente uno piensa o siente; la ausencia de simulación, de hipocresía. Y la veracidad es la voluntad de adecuar nuestra expresión verbal a nuestro pensamiento; la ausencia de mentira.
Por lo tanto, ambas ideas se complementan: podríamos decir que la veracidad es la sinceridad en la palabra.
A los humanos nos es fácil caer en la mentira, en la simulación, en la apariencia, en la falsedad; y ya reconocía la sabiduría antigua que "todo hombre es mentiroso". Sin embargo, aunque mentir es fácil, ser mentiroso es difícil: "antes se pilla a un mentiroso que a un cojo", dice el refrán popular.
Además, el deseo de ser sinceros no hace que estemos libres de errores. Nos equivocamos muchas veces, a pesar de nuestra buena voluntad. Tagore afirmaba: "Si cierras la puerta a todos los errores, dejarás la verdad fuera."
Debemos enseñar a nuestros hijos a ser sinceros, veraces, auténticos, a pesar de las dificultades que esto conlleva.
Decir la verdad y vivir en sociedad
La sinceridad o veracidad es un valor social porque hace posible la convivencia; es más, la convivencia se asienta en la presunción de la veracidad. Si no creyéramos en la sinceridad de las personas, no sería posible la convivencia. Aunque sepamos que nos pueden engañar, la vida social sólo es posible si suponemos que nos dicen la verdad.
Por eso, mientras no se demuestre lo contrario, debemos suponer que:
• El indicador de la carretera nos señala la dirección real.
• El precio de los juguetes del escaparate es el correcto.
• El autobús nos llevará donde indica su rótulo.
• La información que profesores y adultos dan a nuestros hijos es veraz.
No suponer todas estas cosas sería vivir en un mundo donde cualquier tipo de relación social quedaría paralizada, ya que no valdría la pena decir ni escuchar nada.
No podríamos vivir en la ciudad de las mentiras.
Cuando pedimos información a alguien, o leemos el periódico, o vemos las noticias por televisión, debemos poner en funcionamiento nuestro sentido crítico más elemental para evitar ser engañados.
De todas maneras, aunque sabemos que siempre es posible que nos engañen, también sabemos que no es probable que nos mientan; del mismo modo que nuestra casa se puede hundir, pero no es probable que ocurra y, por eso, seguimos viviendo en ella. Gracias a esta distinción tan importante, la sociedad sigue existiendo.

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