ORGANIZACIÓN SRI SATHYA SAI BABA ARGENTINA
2011 - AÑO DE LA VERDAD
AGOSTO: MES DE LA BUSQUEDA
Buscad y encontraréis,
LLamad y se os abrirá,
Pedid y recibiréis.
Evangelio de Jesús
“Dentro de ustedes hay la verdadera felicidad. Dentro de ustedes hay un océano poderoso del néctar divino. ¡Búsquenlo dentro de ustedes!”
Del libro Sai Baba Gita
Somos buscadores de la verdad
Discurso de LEONARDO GUTTER.- Encuentro Público en el Teatro Gran Rex
Buenos Aires, 08 de mayo de 2004
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Quiero compartir con ustedes una posible explicación de por qué están hoy aquí en este salón. Una obvia respuesta sería que vinieron aquí por invitación de algún amigo, por haber leído un anuncio, por haberse enterado de este encuentro, y porque estaban interesados en conocer lo que se iba a presentar aquí.
La respuesta verdadera sin embargo es otra, porque en el camino de la evolución, a todos los seres tarde o temprano, en una vida o en otra, les llega un momento en que sienten una profunda insatisfacción con las respuestas que nos dan los sentidos, con las respuestas que nos da el mundo exterior.
En ese momento, en esa desazón Divina, el ser humano da un salto cualitativo en su evolución, comienza una búsqueda, la búsqueda interior, se transforma en un buscador espiritual.
En alguna otra vida, después de mucho tiempo, avanza en esta búsqueda y se da cuenta que necesita una guía, que necesita un camino que le explique cómo salir de este laberinto, y, está dicho en el testamento: “el que golpea la puerta, la puerta se abre” y la guía aparece.
Aparece en un libro, aparece en un mensaje, aparece en una foto, aparece en una experiencia, aparece un maestro en la vida de esa persona.
Esa persona trata de comprender, de profundizar las enseñanzas que acaba de recibir, y en ese momento está en otro momento cualitativo en su evolución y podemos llamarlo un aspirante espiritual.
Pasa el tiempo, pasan las vidas, se da cuenta que no basta con conocer de memoria los libros que lee, repetir las palabras del maestro de la religión que profesa, sino que es importante poner en práctica esos mensajes en su vida, aplicarlos, se da cuenta que lo importante no es amar a Dios, o decir que uno ama a Dios, sino que lo importante es merecer el amor de Dios.
En ese momento esa persona se transforma en un verdadero Devoto de Dios, sin importar el nombre o la forma que le de.
Todos ustedes, todos nosotros estamos hoy aquí en este salón porque estamos en algún momento de esta evolución, en algún lugar. Todos nosotros estamos hoy aquí porque estamos firmemente en ese camino espiritual.
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Cuento
El buscador de la Verdad.
Cuentan que un buscador de la Verdad salió en cierta ocasión a los caminos del mundo. Y allí, en el gran cruce del mundo, interrogó a sus hermanos: —Decidme, ¿cuál es la verdad? —Busca la filosofía —respondieron los filósofos.
—No —argumentaron los políticos—. La verdad está en el servicio.
—Entra a las catedrales —le aseguraron los clérigos.
—Sin duda, la verdad es la sabiduría —declararon los sabios.
—-Renuncia a todo —esgrimieron los ascetas.
—Contempla y ensalza las maravillas del Señor —le anunciaron los místicos.
—Acata y cumple las leyes —señalaron los gobernantes.
—Conócete a ti mismo —cantaron los guardianes del esoterismo.
—La verdad está en los números sagrados —dedujeron los cabalistas.
—Vive los placeres —aconsejaron los epicúreos.
—Únete a nosotros —le gritaron los revolucionarios.
—La verdad es un mito —respondieron los escépticos.
—Vive y deja vivir —clamaron los existencialistas.
—El pasado es la única verdad —lamentaron los nostálgicos.
Confundido aquel humano se dejó caer sobre el polvo del camino, mientras aquella multitud se alejaba cantando y reivindicando "su" verdad. En eso acertó a pasar junto al hombre un venerable anciano que portaba un refulgente diamante.
— ¿Quién eres?, preguntó el derrotado Buscador de la Verdad.
Y el anciano, mostrándole el diamante, contestó:
—SOY EL GUARDIÁN DE LA VERDAD.
— ¿La Verdad? ¿Es que existe?
El anciano sonrió y aproximando la gema al rostro del humano, replicó:
—La VERDAD, como este tesoro, tiene mil caras. A cada uno corresponde averiguar cuál le toca. Autor Desconocido
Frases sobre la búsqueda.
“La verdad sólo podemos encontrarla si la buscamos en nosotros mismos, nunca a base de argumentos y discusiones.
Si alguien lee “Dios” en vez de “verdad”, es lo mismo. Pues la verdad es Dios”.
“Para encontrar un diamante hay que trabajar muy duramente y remover cientos de toneladas de tierra y piedras.
Preguntas para la reflexión
¿Empleamos nosotros al menos una mínima parte de ese trabajo en eliminar la escoria de la falsedad y en buscar el diamante de la verdad?”
¿Cómo puede conocer la verdad alguien en cuya alma bullen constantemente las pasiones? El bullir de las pasiones en el alma es como una tempestad en el océano. En la tempestad del océano, el timonel se salva si sujeta con fuerza el timón, y en la tempestad del alma sólo sale victorioso el que se apoya en el rama-nana invocación del nombre de Dios.
¿Aceptas que puedes estar equivocado? A un visitante que a sí mismo se definía como buscador de la verdad le dijo el Maestro:
- Si lo que buscas es la Verdad, hay algo que es preciso que tengas presente por encima de todo.
- Ya lo sé, una irresistible pasión por ella … -dijo el visitante-
- No, una incesante disposición a reconocer que puedes estar equivocado
le respondió el maestro.
le respondió el maestro.
En busca del valor humano
Por Jumsai
Poder acordar una definición de humanidad ha sido una de las más difíciles tareas enfrentadas por el hombre Siempre han existido cambios diacrónicos (que ocurren a lo largo del tiempo), y cambios sincrónicos (distinciones que ocurren en el mismo período de tiempo), ambos fluyendo en el río de la diversidad. La reflexión nos ayuda a entender qué significa lo humano.
Los indios norteamericanos pieles rojas narran a los niños que Dios creó a la humanidad con arcilla; formó varios hombres y mujeres y los metió al horno. Pronto, impaciente por ver los resultados, sacó a una mujer y a un hombre del horno pero ¡fue demasiado rápido! y éstos salieron demasiado pálidos y amarillentos. Con todo, decidió darles vida y así se originaron las personas de piel blanca y amarilla.
Después de un tiempo, el Creador sacó a otra pareja del horno. En ese punto, las figuras de arcilla estaban perfectamente cocinadas y mostraban un color rojizo como el de la arcilla bien cocinada. De esta pareja se originaron los indios pieles rojas. Su hermosura y majestuosidad era tanta que el Creador se arrobó mirándolos largo tiempo y se olvidó de la otra pareja que aún permanecía en el horno. De pronto se acordó de ellos pero… ¡era demasiado tarde y se habían quemado!, así que salieron de color negro. El Creador decidió sin embargo darles vida y, a partir de esta pareja, se originaron los hombres de piel oscura y negra.
A lo largo de los siglos, la humanidad toda ha desarrollado y acumulado nuevos conocimientos y talentos que han afectado profundamente a los hombres y mujeres contemporáneos e incluso a los de tiempos venideros. Aún así es muy común que cada cultura y sociedad se defina a sí misma como la única poseedora de la verdad, la belleza y la bondad, y que su gente crea que posee autoridad para juzgar a otros desde su propia óptica, como lo hicieron los pieles rojas norteamericanos, y como hace la mayoría de la gente todo el tiempo , sin darse cuenta.
Para los filósofos griegos del periodo clásico ser humano significaba algo totalmente diferente de lo que significaba para los indios norteamericanos, y aun de lo que representa para el hombre moderno. A lo largo de la historia de la humanidad, el significado de lo humano ha variado enormemente.
Tal diversidad, sin embargo, ha disminuido considerablemente en el último siglo. La cultura humana se ha globalizado; los hombres de toda la superficie de la tierra tienden hoy en día a observarse e interpretarse a sí mismos de una manera similar.
A partir de la era moderna, un nuevo mundo se ha expandido por el globo, particularmente en Occidente. Por primera vez en la historia de la humanidad hay una tendencia a unificar el concepto de “ humanidad” bajo una definición común en casi todas las áreas del conocimiento como las leyes, la economía, la sociología, la educación, etc. ¿Podemos decir que nos hemos tomado fuertemente de la mano para definir nuestro valor, por el hecho de lograr un amplio consenso en torno al concepto de “ humano”? ¿Podría alguna de las definiciones actuales de humanidad coincidir con alguna de las que se hayan hecho en el pasado –y que conservamos a manera de tesoro-, que pasen las cuatro pruebas mencionadas anteriormente? Recorramos el camino que recorrió el género humano de la época moderna (especialmente como se estudia en la educación formal) y determinemos si la definición de valor humano se puede encontrar ahí. ¿Cuál sería la definición de “ ser humano” en la actualidad? Por lo general se dice que lo que nos hace humanos es poder razonar y hablar. Puede ser el valor humano que estamos buscando... pero ¿acaso nuestro pensamiento y nuestra forma de hablar lo abarcan todo? ¿Son éstos atributos inmutables, indispensables y exclusivos? ¿Podemos aseverar que razonar y hablar un idioma altamente sofisticado son facultades humanas por excelencia y que únicamente los seres humanos las poseen? En realidad no representan el valor humano, y lo mismo puede afirmarse de otros atributos como las acciones, las emociones y el razonamiento humanos. Páselos por el filtro de las cuatro pruebas. ¿ Pasarían dichas facultades las cuatro pruebas? Sólo a guisa de ejemplo diremos que ninguna de ellas pasa la prueba de lo inmutable. De hecho, es preciso que ellas cambien para que podamos crecer y desarrollarnos. Así pues, más que inmutables tienen que ser cambiables para poder desarrollarnos como humanos. Sin embargo hay una cualidad profunda que nos caracteriza como humanos y que, así como todo en este mundo adolece de un valor propio, ella nos confiere un valor exclusivo, un valor que nos hace ser lo que somos.
Para el sujeto medio de nuestro tiempo, verdad es aquello que se puede percibir con los sentidos y comprobar científicamente.
En un mundo donde las percepciones son diferentes y las verdades científicas cambian tan rápidamente a favor de nuevas “verdades”, una discusión sobre valores absolutos simplemente no ha tenido cabida en la educación. Tampoco la ha tenido en los países democráticos, donde los derechos individuales son protegidos como la vida misma y el valor de la democracia constituye el fuerte de la ideología nacional. Los valores absolutos son un tema que ni la persona más audaz se atrevería a mencionar en las instituciones educativas.
En un contexto tal, que promueve valores relativos como la información y la competencia, la moral individual y la colectiva ciertamente resultan cosas positivas. El peligro radica en que nos quedemos en ese reino de “bondad” y lo refrendemos bajo cualquier perspectiva sobre el tema, que suene profunda. Ciertamente no es lo mejor. La búsqueda debe continuar. La educación en valores humanos de Sri Sathya Sai Baba no representa únicamente el oxígeno del globo terráqueo, sino asimismo el cielo que envuelve a todos .
El valor humano es un valor absoluto y, como tal, tiene que atravesar los cuatro umbrales característicos de lo absoluto. De nuevo, ¿cuál es el valor humano absoluto, presente en todos y manifestado desde lo profundo del ser, que se encuentra allende los atributos y propiedades físicas? ¿Qué es lo que nos hace ser humanos? ¿Cuál es nuestra característica esencial, nuestra naturaleza, lo que constituye nuestra humanidad?
La sal no pretende quemar. Es sal en tanto que es salada. Al serlo manifiesta su propio valor. De manera similar, somos humanos en tanto que manifestamos amor. Este es nuestro valor esencial. Si el amor es nuestro valor y sin él no somos realmente humanos, ¿por qué entonces necesitamos un programa que nos enseñe valores humanos? ¿Cómo es posible que tengamos que aprender algo que somos? La caña de azúcar no necesita aprender a ser dulce y el mono no tiene la necesidad de aprender a ser mono. Lo son simplemente. Mas no es el caso de los seres humanos.
Una dama buscaba una tarde una aguja bajo un farol de la calle. Unos jóvenes que pasaban por ahí repararon en su búsqueda y le ofrecieron ayuda. Tras un rato de intentos fallidos, uno de los chicos le pidió a la dama que ésta le indicara el lugar exacto donde había perdido la aguja. “La perdí en mi cuarto pero como estaba demasiado oscuro, salí a buscarla aquí donde hay luz”, respondió.
De igual forma, el hombre perdió su dicha, que es su propia naturaleza, por lo que continúa buscándola en su vida. La tragedia es que la busca afuera de sí, bajo el farol de la calle del mundo material en lugar de buscarla dentro de sí, donde la dicha siempre ha estado y siempre estará. Hasta que el hombre busque en el lugar correcto, no quedará satisfecho. Y ese lugar es el del valor humano. Mientras los seres humanos no hagan uso de sus facultades con amor, la humanidad carecerá de humanidad y el propósito de la vida permanecerá sin cumplirse.
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