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¨Donde quieras que vayas, no importa, donde vayas cumple siempre con tu deber…y sabe que yo siempre estaré allí, dentro de ti guiándote en cada paso del camino.
En los años por venir me experimentarán en muchas manifestaciones diferentes de mi forma.
Tú eres yo mismo, más que amado para mí.
Te protegeré como los parpados protegen a los ojos. Tú ya me tienes, así como yo te tengo a ti. Nunca te abandonaré y tú nunca podrás abandonarme.
De ahora en adelante, no desees ni anheles nada desempeña tu deber con un amor invariable, viendo a todos como a Dios.
Sé paciente a su debido tiempo, todo te será dado.
Sé Feliz, no hay necesidad de preocuparse por nada sea lo que fuere que se experimente, sea lo que fuera que suceda, sabe que este avatar así lo quiso.
No existe poder en el mundo que pueda demorar ni por un instante la misión para la cual este avatar ha venido.
Todos Ustedes son almas sagradas y tienen asignado el papel que habrán de desempeñar en el drama de La Nueva Edad de Oro que vendrá…¨.



"BHAGAVAN SRI SATHYA SAI BABA" .



lunes, 21 de mayo de 2012

EL PODER DE LA MENTE, YOGA VÁSISHTHA



Poder de la mente
El Tiempo le respondió:
Ahora has hablado bien, honrado sabio; verdaderamente el cuerpo sólo es mente. Como ei alfarero fabrica sus vasijas, la mente crea el cuerpo con su mero pensamiento. Luego crea nuevos cuerpos y lleva a la destrucción a los que exis- ten, y todo esto lo hace con su mera voluntad. De este modo produce la ilusión de un cuerpo en ella misma; pero el hombre ignorante, dotado de una visión física grosera, ve el cuerpo físico como algo diferente e independiente de la mente.
Los tres mundos de la vigilia, el sueño onírico y el sueño profundo, no son otra cosa que la expresión de las facultades de la mente, que no puede conside- rarse real ni irreal. La mente, condicionada por la percepción de la diversidad objetiva, sólo ve esta diversidad objetiva.
La mente misma se ve involucrada en esta ilusión objetiva manteniendo in- contables ideas sobre ella misma como ser feliz o desgraciado, estar sano o en- fermo, cuerdo o loco. Cuando se comprende que todo esto sólo es una falsa crea- ción de la mente, la paz suprema brota en nuestra conciencia; en este momento la mente sólo piensa: "Yo soy el que soy" 1.
La mente es como un vasto océano lleno de incontables criaturas, en cuya superficie suben y bajan olas de diferentes tamaños. La pequeña ola piensa que es pequeña; la grande piensa que es grande. La que es deshecha por el viento piensa que ha sido destruida. Una piensa que es caliente y otra que es fría. Pe- ro todas las olas no son más que agua del océano. Lo cierto es que no hay nin- guna ola, sólo el océano existe. Pero también es verdad que hay olas, aunque no son algo independiente del océano.
Del mismo modo, lo único que existe es el absoluto Brahmán. Puesto que es omnipotente, la expresión natural de su poder infinito se manifiesta como la infi- nita diversidad del universo. La diversidad no tiene existencia real excepto en nuestra propia imaginación. Establecido en la verdad, debes pensar :Todo esto es el Brahmán absoluto. ¡Arroja fuera de tí el resto de las ideas, no sirven para nada!. Como las olas no son diferentes del océano, las cosas no son distintas de Brahmán. Del mismo modo que el gran árbol permanece potencialmente oculto en la semi- lla, el universo entero existe para siempre en Brahmán. Como el multicolor arco iris sólo es producido por la luz del sol, toda esta diversidad objetiva sólo se ve en Brahmán y por Brahmán, es decir por la conciencia y en la conciencia. Igual que la inerte tela de araña ha sido segregada por una araña viva y sen tiente, este in- consciente mundo objetivo ha brotado de la conciencia infinita. Del mismo modo que el gusano de seda teje su capullo para envolverse a sí mismo y quedar sujeto en su interior, el ser infinito imagina este universo para caer preso en sus redes. Igual que el elefante podría romper sin esfuerzo alguno el lazo que lo ata al poste, el ser puede liberarse a sí mismo de la imaginaria esclavitud casi sin esfuerzo. Por- que el ser sólo es lo que cree que es; para el Señor no hay esclavitud ni liberación. No sé cómo se han producido estas ideas de esclavitud y de liberación. Lo único que se ve es el ser infinito: pero lo eterno queda velado por lo transitorio y esta es precisamente la gran maravilla que llamamos Maya.
En el momento en que una mente se manifiesta en la conciencia infinita, sur- ge la noción de diversidad y comienzan a existir los objetos. A causa de ello, en el universo parece que existen diferentes deidades e innumerables especies creadas, unas de larga vida y otras efímeras, unas pequeñas y otras grandes, unas felices y otras desgraciadas. Pero todos estos seres vivos sólo son ideas de la conciencia infinita: unos se creen ignorantes y están esclavizados, otros se creen libres de esta ignorancia y son liberados.
Los dioses, los demonios y los seres vivos, no son diferentes de este océano cósmico de conciencia que se conoce como Brahmán: ¡esa es la verdad, todo lo demás es falso!. Esos seres alimentan la falsa idea de ser limitados y, asumien- do estos pensamientos impuros, se hunden en la desesperación. Aunque residen eternamente en la conciencia cósmica, mientras se creen separados de Brahmán permanecen en el engaño. Aunque siempre son puros, superponen la impureza sobre ellos mismos, y esa es la semilla de sus acciones y de sus inevitables con- secuencias: felicidad y desgracia, ignorancia e iluminación.
Algunos de estos seres son puros como Vishnu y Shiva, otros están ligera- mente manchados como los dioses y los hombres, y otros viven en una pesada ilusión como los árboles y las plantas. Unos están ciegos de ignorancia como los gusanos, otros merodean lejos de la sabiduría, mientras que unos pocos han alcanzado la iluminación, como Brahma, Vishnu y Shiva.
Aunque todo es movido por la rueda de la ilusión, cuando uno camina hacia la sabiduría, se redime instantáneamente. Ni los que están firmemente arraiga- dos en la ilusión como los árboles, ni los que han destruido completamente su ilusión como los iluminados, necesitan practicar la investigación que recomien- dan las escrituras. Estas han sido escritas por los iluminados para dirigir a los que han despertado del sueño de la ignorancia y de su torpeza natural, pero to- davía no han alcanzado la emancipación final.
Sólo la mente experimenta placer y dolor en este mundo, y no el cuerpo material, que no es más que un fruto de la fantasía de la mente, porque el cuerpo físico no existe con independencia de ia mente. Tu hijo sólo experienció lo que deseaba en su propia mente; yo no soy responsable de ello. Todos los seres de este mundo realizan aquellas acciones que surgen del depósito de sus propias vásanás; ningún ser sobrehumano ni ningún dios es el causante de su dolor ni de su alegría, nadie sino ellos mismos es responsable de sus acciones.
Ven, vamos a ver a tu hijo adonde sigue haciendo penitencia después de dis-
frutar transitoriamente los placeres celestiales.
Al decir esto, el Tiempo, Kála, tomó a Bhrigu y se lo llevó lejos de allí...
Mientras tanto el sabio Vasishtha advirtió que el octavo día estaba llegando a su fin y levantó la reunión como en jornadas anteriores. Al dia siguiente continuó: Como te venía diciendo, el sabio Bhrigu y el dios que gobierna el Tiempo fueron a la ribera del rio Samanga. En cuanto descendieron del monte Mandara vieron hermosos bosques habitados por siddhas iluminados y perfectos, que vivían en medio de poderosos rebaños de elefantes. Vieron igualmente a otros sabios que eran cubiertos de flores por las ninfas celestiales, y monjes budistas que camina- ban por el bosque sin hacer el menor ruido. Después descendieron a las llanuras salpicadas de pueblos y ciudades. Pronto llegaron a la ribera del rio Samanga.
Bhrigu vio a su propio hijo con otro cuerpo y con una personalidad distinta a la que había tenido anteriormente. Mostraba una actitud tranquila, y aunque estaba meditando profundamente en el destino de los seres vivos, su mente per- manecía firme en el ser. El radiante joven parecía haber alcanzado una total quietud de la mente, y el juego de los pensamientos y sus contrarios parecía ha- ber cesado por completo en su interior. Era absolutamente puro, como un cris- tal que no siente ningún interés por reflejar lo que hay a su alrededor, aunque de hecho lo refleja de modo natural y perfecto. En su mente no existía ningún pensamiento de conseguir un objeto o huir de otro.
El Tiempo señaló al luminoso muchacho y dijo a Bhrigu:
Ahí tienes a tu hijo.
Luego, saludó a Shukra y le dijo que se levantara, y éste abrió sus ojos. Al ver a los dos seres radiantes que había ante él, les saludo con gran respeto y les invitó a sentarse en una roca. Con palabras muy suaves y dulces les dijo:
¡Oh, seres divinos, soy muy dichoso al poder contemplaros!. Por vuestra simple presencia ha desaparecido la ilusión de mi mente, que no había conse- guido vencer ni con la ayuda de las escrituras, ni con las penitencias, ni con la sabiduría, ni con el conocimiento. Ni una lluvia de néctar es tan dichosa como la visión de los santos. La tierra se santifica con vuestras pisadas. 


Esta frase, que coincide con la famosa afirmación de Jehova en el Sinaí, es muy repetida por el Bhagavan Maharshi, que la define siempre como la mejor deñnición del átman que existe en la literatura religiosa occidental.

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